* EL SUERTUDO

 


Era cuestión de tiempo. Lo esperaba. Los otros clanes tramaban derrocarme del consejo, a mí, a Jake el suertudo. Hoy el apodo me ha venido grande.

«Jake, arregla el maldito escalón. Un día va a pasar algo», dijo mi santa.

Y ha pasado.

Oí ruidos. Alguien entró. Quise escapar, pero caí al tropezar en la escalera que va abajo.

No puedo moverme. Las piernas, rotas.

Arriba está él: Tini, el pestañas. Ríe. Lleva su cuchillo de los encargos. ¿Cuántos hizo para mí?... Hoy yo soy su asunto.

Baja.

Increíble. ¡Qué suerte tengo! También tropieza. Cae. Su cráneo, contra la pared. Se muere mientras yo sigo vivo.

 

 FIN